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PROS Y CONTRAS DE EMPRENDER SIN RENUNCIAR A TU EMPLEO

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PROS Y CONTRAS DE EMPRENDER SIN RENUNCIAR A TU EMPLEO

Si tienes en mente emprender en un proyecto y te encuentras trabajando para una institución pública o privada, antes de lanzarte al mercado es necesario que debas saber los pros y contras de emprender sin renunciar a tu trabajo.

Poner en marcha un negocio supone un riesgo, por lo que muchos empiezan con su proyecto de negocio compaginando el trabajo por cuenta ajena con el trabajo por cuenta propia, no es que sean adictos al trabajo, sino que buscan al principio una cierta seguridad, ya que renunciar a tu trabajo para iniciar un actividad por cuenta propia, supone que dejaras de recibir un sueldo fijo a fin de mes, por lo que es mejor no renunciar a tu trabajo, al menos hasta que te asegures que tu proyecto esté bien encaminado.

Todo proyecto pasa por una primera etapa de gestación, donde el emprendedor se dedica a identificar la oportunidad de negocio y a validar esa idea de negocio. En esta etapa no es recomendable renunciar a tu trabajo.

Después de la etapa de gestación viene la ejecución de tu proyecto. Es en esta etapa donde tendrás problemas con tu trabajo por cuenta ajena, ya que el nivel de exigencia que debe tener un emprendedor en un proyecto de alto crecimiento es incompatible con el trabajo por cuenta ajena. Si se quiere desempeñar con seriedad cualquiera de las dos actividades es prácticamente imposible que se puedan llevar paralelamente los dos trabajos. Siempre habrá que quitar tiempo de la actividad laboral por cuenta ajena para dedicárselo a la nueva empresa y esto, normalmente, producirá una bajada de rendimiento que puede ser detectada por los empleadores. Por eso es recomendable compatibilizarlas durante un corto espacio de tiempo.

Ya que partir de cierto volumen de actividad, la nueva empresa requerirá mayor atención y cada vez será más difícil hacer las cosas bien: tendrás que decidir entre la seguridad del empleo, el sueldo fijo cada fin de mes, los horarios fijos de trabajo, etc. o la actividad empresarial, en principio con menor estabilidad, pero con mayor capacidad de crecimiento. En este punto tendrás decidir si lo que buscas es la seguridad laboral o la independencia económica, claro está que tendrás que valorar de acuerdo a tus responsabilidades que tienes pendiente. Es un punto de inflexión en la vida de una persona, ya que tendrás que decidir por lo que quieres en la vida. Hay personas que valoran la seguridad laboral y otras que dan más peso a no tener jefes o a sacar una idea adelante.

LOS PROS DE EMPRENDER SIN RENUNCIAR

Combinar estos papeles durante un tiempo permite hacer una transición suave a la vida de empresario, frente al salto al vacío que supone lanzar un proyecto de negocio propio.

Con el sueldo fijo que recibes puedes financiar parte de los gastos que implica el inicio del proyecto. Esto puede evitar recurrir a préstamos en las primeras fases de la idea de negocio.

LOS CONTRAS DE EMPRENDER SIN RENUNCIAR

Si el proyecto que te traes entre manos es ambicioso necesitará inversores y es muy difícil convencer a alguien de que ponga dinero en tu empresa si no estás totalmente integrado. Piensa como un inversor: ¿Invertirías en un negocio donde el emprendedor está a tiempo parcial? Si el emprendedor ve demasiados riesgos para dedicarse al negocio, ¿por qué tendrían que invertir ellos?.

Si un emprendedor no está motivado, por mucho que te asocies con otras personas que estén motivadas, si algo sale mal terminarás tirando la toalla.

Vas a tardar más tiempo en que el negocio gane peso. El tiempo que dedicas a los clientes con una doble actividad es limitado. Si quieres que el negocio crezca te tienes que implicar.

Si tú no tienes tiempo de ocuparte del negocio, tendrás que contratar/subcontratar a alguien que se ocupe del negocio, con todos los riesgos que conlleva. Para empezar la importancia de acertar con la selección es vital: van a llevar el peso de tu negocio. Es un ejercicio de confianza, eso por no hablar de que no puedes pretender que la otra persona lo haga exactamente igual que tú, lo que es una fuente inagotable de conflictos. Y, además, no puedes delegar todo: estrategia de negocio, decisiones financieras, trato con los clientes, etc, etc.

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